Por. Rvda. Ana Belle Rivera Acevedo, Capellana CeDIN Elemental
El miedo puede paralizarnos ante la crisis o situación que estamos viviendo. Recuerdo un día cuidando a mi madre junto a mis hijas en el hospital, de repente mi madre pasó de estar riéndose a un fallo respiratorio y un infarto. Allí frente a mis hijas mi madre se nos fue, el miedo me cegó de tal manera que no encontraba el botón para anunciar la clave y pedir ayuda. Mi hija menor salió corriendo de la habitación y al encontrar una enfermera la trajo agarrada de su uniforme. En segundos la habitación se lleno del personal médico para asistir a mi madre y regalármela un tiempo mas.
Dios mío,¡yo estoy muy orgulloso de ti! ¡Todo el tiempo te bendeciré! ¡Mis labios siempre te alabarán!Ustedes, los humildes, ¡oigan esto y alégrense conmigo! ¡Únanse a mí,y juntos alabemosla grandeza de Dios! Le pedí a Dios que me ayudara,y su respuesta fue positiva:¡me libró del miedo que tenía! Salmo 34:1-4
Desde el pasillo observaba y oraba a Dios que tuviera misericordia de mis hijas y no permitiera que este fuera el último recuerdo que tuvieran de su abuela; e igual que salmista puedo decir: “Le pedí a Dios que me ayudara, y su respuesta fue positiva: ¡me libró del miedo que tenía!”
Mis hijas y yo pudimos disfrutar de mi madre unos 10 años mas y llegado el momento le pudimos despedir en paz y rodeada de amor; la dejamos ir afirmándole que podía descansar tranquila pues Dios nos había preparado y fortalecido para dicha despedida.
La muerte ya no me da miedo, al contrario; me llena de esperanza saber que algún día he de encontrarme con mi creador y con todos mis seres amados que se me adelantaron a la eternidad. Mi esperanza es que lo que siembre aquí en el plano terrenal quedará en la mente y el corazón de aquellos y aquellas a quien Dios me regaló la oportunidad de coincidir en esta vida.
El miedo paraliza pero la Fe en nuestro creador, activa y ejercitada; espanta el miedo y nos da las herramientas para enfrentar la tormenta con valentía.
Oración: Amoroso y tierno Dios; que la paz tuya que sobre pasa nuestro entendimiento finito se manifieste en nuestras vidas de manera tal que espante el miedo. Gracias por las veces en la que a pesar del temor y el miedo tu mano poderosa nos sorprende y nos afirma tu presencia en nuestras vidas en todo tiempo. Nunca dejes de sorprendernos con tus bondades. Amén

¡Gracias por su vista!