PALABRA DIARIA | VOY A DONDE EL ESPIRITU ME LLEVE

¡Que fantástico sería poder ir a donde querramos y que las cosas siempre nos salgan bien! A veces la vida nos lleva por caminos que no deseamos recorrer. Lo importante es asegurarnos de que vayamos guiados y acompañados por Dios. Eso hará la diferencia entre el aprendizaje o la frustración, el éxito o el fracaso.


👆🏼 Presiona el enlace de Spotify para escuchar el mensaje 👆🏼

En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían. Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.

Marcos 1:12-15

Cómo todo en la vida, para entender a profundidad el presente tenemos que conocer el contexto. El trasfondo del evangelio de hoy es el bautismo de Jesús en el Jordán. Al ser bautizado por Juan vino una voz del cielo que lo identificó y afirmó públicamente su ministerio: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.”

Ese mismo Espíritu que desciende sobre Jesús al ser bautizado, es el que lo lleva al desierto para prepararse. Para muchos de nosotros bastaría con una manifestación sobrenatural como esa para decidir seguir una vida de ministerio. Imagínese, Dios mismo nos reconoce públicamente como sus hijos y afirma el agrado que le produce nuestra vida al servicio del Reino. ¡Qué más se necesita para servir!

Somos hijos e hijas de la inmediatez. Sin embargo, eso no era suficiente. Nos toca dejarnos llevar por el Espíritu; y a veces, los lugares a donde el Espíritu nos quiere conducir no son a los que queremos ir.

De la abundancia y el reconocimiento de Dios y de los demás, Jesús fue llevado a la soledad y la escases del desierto. Allí, durante 40 días solo, se encontró con las alucinaciones propias de la deshidratación y con los demonios que se aprovecharon de su fragilidad para tentarlo.

Moisés también anduvo 40 años solo en el desierto. El pueblo de Israel dio vueltas por 40 años antes de poder conquistar la tierra prometida. El desierto es metáfora de vulnerabilidad para el ser humano y de preparación. Pero el que sale airoso de esa experiencia de desierto estará listo para proclamar la Buena Noticia.

La vulnerabilidad y dependencia de Dios que se vive en las experiencias de desierto son el ejercicio necesario para enfrentarnos a nuestras debilidades y conquistarlas con la fuerza del Espíritu.

No le temas a los desiertos si es el Espíritu de Dios el que te impulsa; porque el que te impulsa también estará contigo para fortalecerte.

Cuaresma debe convertirse en nuestra experiencia de desierto. Ya hemos sido bautizados y sabemos que Dios nos ha reconocido públicamente como sus hijos e hijas y nos mira con agrado. Ahora dejémonos llevar por el Espíritu a donde el desee para prepararnos para poder compartir con otros la Buena Noticia.

Oremos: Señor, hoy me hago vulnerable y me dejo llevar a donde tu Espíritu desee. Permite que durante este tiempo de preparación espiritual pueda identificar las áreas de mi vida que necesitan morir o ser fortalecidas para el momento en que me toque proclamar tu Buena Noticia. Que sea yo quien acepte primero el desafío de la conversión y pueda tornarme a ti de todo corazón

¡Gracias por su vista!

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s

Website Powered by WordPress.com.

Up ↑

%d bloggers like this: