Hay palabras de Jesús que incomodan.
La incomodidad es necesaria para poder movernos, salir de nuestra zona de confort y echar a andar.
Jesús conoce el valor del perdón para la reconciliación y por eso nos incomoda con esta palabra difícil.
Si alguien te demanda y vas con él a presentarte a la autoridad, procura llegar a un acuerdo mientras aún estés a tiempo, [cuando vayas de camino] para que no te lleve ante el juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias, y los guardias te meterán en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último centavo.
Lucas 12:58-59
Todos y todas en mayor o menor medida hemos pasado por una experiencia en la que el arrepentimiento es necesario. Sin embargo, a veces hasta para pedir perdón y perdonar somos testarudos. Por eso Jesús nos dice que es importante abrir el corazón a un dialogo que nos conduzca al perdón.
La vida es un largo camino que emprendemos junto a muchas personas; algunas permanecerán y otras no. Pero en ese camino es importante la transparencia, el diálogo y la humildad, porque siempre vendrán agravios que habrá que superar para poder ser felices.
Del texto podemos extraer que a veces nos veremos obligados a recurrir a otros para que se nos haga justicia. Pero también podemos notar que es necesario tener un corazón dispuesto, tanto a pedir perdón cuando sea necesario, como a perdonar.
El perdón se encuentra en el camino. Cuando decidimos salir juntos a buscar ayuda y abrimos el corazón para restaurar las relaciones con los demás. Aunque no siempre es fácil. Requiere humildad y nobleza para pasar la página y comenzar de nuevo.
Lo que Jesús nos quiere decir es, que de no reconciliarnos a través del arrepentimiento, la confesión y el perdón, las consecuencias puedes ser funestas para todos.
Hoy es un buen día para pedir perdón y perdonar.
¿Te arriesgas?
Podría ser la mejor decisión de tu vida.
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