El tema de la perspectiva de género resulta ser uno muy controversial todavía en nuestros tiempos, particularmente para los cristianos; lo que hace importante poder identificar qué dicen las Escrituras sobre el mismo, para contribuir a legitimar la equidad de la mujer en la iglesia y sociedad.
En el lenguaje del Antiguo Testamento se escribe desde una perspectiva patriarcal; lo que hace que la misma favorezca las dinámicas de roles asignados por género y que subyugan la mujer a categorías inferiores.
Como ejemplo de ello tenemos el que la mujer en el judeocristianismo era un ciudadano de segunda categoría, su rol estaba limitado por su género a las tareas del hogar, procrear e instruir a los niños en lo que tenía que ver con los ritos de pureza y el cumplimiento de la ley.
En el caso de Jesús en los Evangelios nos encontramos con escenas que se enfocan en rescatar a la mujer de los roles de género en la sociedad que promovían la desigualdad. El primero de los textos que mencionaremos en esta serie de dos artículos se encuentra en el Evangelio de Lucas 10:38-42.
La historia contenida en este Evangelio trata de una mujer que afanada por las tareas del hogar le reclama a Jesús que su hermana está sentada a sus pies escuchándole mientras ella trabaja para agasajarlo. A lo que Jesús le responde: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”
Sentarse a los pies de un hombre que no pertenecía a su clan familiar era inconcebible, por lo que Jesús, al permitírselo retaba los roles de género establecidos por la ley. Hoy, debemos preguntarnos qué roles vamos a desafiar para poder actuar de la manera que Jesús espera de nosotros.