Los textos bíblicos de hoy nos enseñan que Dios está dispuesto a mostrarnos sus bondades en esta vida, aunque nos reserve algo mucho mejor para la eternidad.
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Pero yo estoy convencido
Salmo 27:13-14
de que llegaré a ver la bondad del Señor
a lo largo de esta vida.
¡Ten confianza en el Señor!
¡Ten valor, no te desanimes!
¡Sí, ten confianza en el Señor!
Para algunas personas es suficiente saber que Dios tiene reservado para nosotros una vida plena en la eternidad. Ese conocimiento le da sentido y propósito a sus vidas cuando no ven salida para sus problemas. Eso es fe.
Pero otros necesitan convencerse de que Dios obrará en favor de ellos en esta tierra. Para el Salmista, eso también era fe; y ellos no dudaban en que así Dios lo haría por el justo, durante sus días en esta tierra.
Tres actitudes acompañan al salmista. Esas son las mismas que necesitamos asumir hoy para poder llegar a ver las bondades de Dios materializarse ante nuestros ojos:
- CONFIANZA: la esperanza de que lo esperado sucederá
- VALOR: coraje para enfrentarse a las situaciones de riesgo
- ÁNIMO: la fuerza y energía para emprender cualquier acción necesaria
Algo distingue al salmista de otras personas. El salmista podía actuar confiado, con ánimo y valor, porque su fe estaba puesta en Dios.
Sin Dios nuestra confianza muere en el límite de nuestras fuerzas.
Con Dios nuestra confianza se convierte en fe; y la fe es la certeza de lo que no podemos ver pero sabemos que es posible en las manos de Dios.
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