PALABRA DIARIA | AGUAS REVUELTAS

Dejarse pastorear por el Señor es confiar, en que sus cuidados nos brindan un descanso reparador. Que bajo sus cuidados se renuevan nuestras fuerzas. Que aunque los lobos o los ladrones acechen las ovejas, el pastor las conduce a lugares seguros. 

En verdes praderas me hace descansar,
a las aguas tranquilas me conduce,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos de justicia,
haciendo honor a su nombre.
Sal 23:2-3

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En el momento histórico en que vivimos, hay lobos acechándonos. El COVID es uno de esos lobos. Pero el COVID no es lo único que nos amenaza, son todas las enfermedades para las cuales tenemos muy pocas probabilidades de sobrevivir, el cáncer, las enfermedades del corazón, el Alzheimer’s, Parkinson… Están los peligros de la calle, la violencia, los crímenes. Son tantas y tantas las cosas que nos amenazan, que estoy segura que cada uno y cada una de ustedes pueden hacer en este momento un inventario, y puede usted nombrar qué es lo que le produce mayor temor. 

El salmista habla de que el Pastor lleva a las ovejas a un lugar de aguas tranquilas. Por lo tanto, eso quiere decir que existen aguas no tan tranquilas. Nuestro Pastor no nos expone a corrientes peligrosas, por el contrario, nos aleja del peligro; y nos lleva a lugares de corrientes suaves, para que podamos beber. Algunos nos sentimos que estamos metidos en corrientes bravas, corrientes de nos quieren arrastrar contra las piedras. Muchos tal vez se sienten que llevan años montados en una balsa, corriente abajo, con aguas bravas. Estoy segura que ahí en la corriente de esas aguas bravas, que puede ser el trabajo, la salud, las relaciones de familia, póngale usted nombre; no tengo duda, que en algún momento, usted ha añorado, o hasta le ha dicho al Señor, “Señor, calma las aguas”, “Señor calma esta corriente”, “Señor, condúceme a aguas tranquilas”. 

El Señor nos dice este día,“recuerda que estás conmigo, con el buen pastor. No solo te voy a llevar a aguas tranquilas, sino que allí te haré descansar.” Llevamos meses batallando la pandemia, llevamos a lo mejor años, batallando un problema personal, o semanas o meses batallando una enfermedad, y necesitamos descanso. Necesitamos que la marea baje y las aguas se tranquilicen. Asume hoy esta palabra del Salmista y cree que Dios te va a dirigir a pastos verdes y a aguas tranquilas, a lugar de provisión y descanso.

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