“Jesús dijo entonces a sus discípulos:
—Les aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.” Mt 19:23
“Entonces, ¿quién podrá salvarse?” Parece una pregunta que tiene solo que ver con la vida eterna. Pero no creo. Cuando Jesús hablaba del Reino de los Cielos decía que el Reino ya estaba en medio nuestro. Su presencia era anticipo del Reino. Así que la pregunta no se circunscribe únicamente a la vida eterna, sino que se refiere también a quiénes vamos a caminar con Jesús y a construir Reino con el aquí en esta tierra. Porque si no podemos colaborar aquí, generar cambios y construir Reino de Dios desde aquí, desde ahora, con tanta necesidad que tenemos, mucho menos vamos a estar listos para participar del Reino venidero.
Al oírlo, sus discípulos se asombraron más aún, y decían:
—Entonces, ¿quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les contestó:
—Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.
Mateo 19:25-26
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Uno de los problemas mas grandes del ser humano es su autosuficiencia. Creemos que podemos lograrlo todo por nuestros propios medios. Hasta la salvación. Asumir posturas rígidas, moralistas, ostentar de alguna manera el lugar de Dios, nos da un falso sentido de seguridad. El poder y el dinero, suelen ser el el obstáculo más grande entre los seres humanos y el Reino de Dios.
Es un gran error el de los creyentes, establecer unos parámetros que le dan algún sentido de seguridad de que van a alcanzar la vida eterna. No robo, no mato, no cometo adulterio, honro a mis padres, aunque sea por compromiso y no por amor, soy heterosexual, diezmo, voy a la iglesia… la lista podría ser interminable. Pero el asunto es, que no es por obras. Que no hay nada que pueda ganarnos la salvación eterna si aquí no podemos desprendernos de nuestros más mínimos apegos para para poder entonces seguir a Jesús, libremente.
¿Qué hay que dejar? “Casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos, bienes materiales y riquezas.” Y eso no quiere decir que vamos a abandonar ahora a nuestras familias. Pero lo que eso sí quiere decir es que ninguna de las relaciones y los apegos más importantes de este mundo deben estar por encima de nuestro amor y fidelidad a Dios.
Y como Dios sabe cuan difícil se nos hace desprendernos de nuestros apegos, nos dice: “para ustedes es imposible, pero para Dios todo es posible”. que Dios lo que desea de nosotros es la intención del corazón y la lucha genuina por permanecer fieles al él a través de obrar el bien hacia el prójimo, y entonces, él hará el resto.
Seguir a Dios de manera radical es imposible para el ser humano. Dios lo sabe. Por eso nos deja ver claramente, que quien lo desee de todo corazón y así lo intente, entonces Dios hará en nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos. Pero eso requiere el ingrediente de la humildad para reconocer que todo lo recibimos de su gracia, hasta la capacidad de seguirle.
¡Qué así nos ayude Dios!
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