A los hijos no los podemos hacer responsables de nuestros problemas, pero tampoco los podemos mantener aislados de la realidad. Cuando juntos enfrentamos los problemas, juntos vivimos la bendición de Dios.
La familia como fundamento para la unidad
Jesús nos insta como familia pequeña a apaciguar primero las luchas internas para poder tener un efecto en la gran familia humana.