La maravilla de la amistad es que no estamos obligados por un vínculo de sangre sino que estamos unidos por un vínculo del corazón.
- El amigo comparte las buenas y las malas
- Busca intencionalmente tiempo para compartir
- Se aceptan incondicionalmente
- Nuestra familia conoce nuestros amigos y nuestros amigos conocen las personas importantes en nuestra vida
- Nuestros amigos se convierten en familia por lazos del corazón
- Un buen amigo es insustituible
Una amistad es muy diferente a una relación de trabajo.
- Los compañeros de trabajo son personas que comparten con nosotros durante nuestras horas de desempeño laboral
- Es una relación obligada, sea buena, mala o tolerable
- Algunos se convierten en amigos pero la gran mayoría no
- Conoces una parte de sus vidas pero la mayor parte de ella te es oculta: su familia, sus problemas más íntimos, sus amigos.
- No los invitamos a las celebraciones o espacios de intimidad como cumpleaños, bodas o navidad
- Nuestros espacios para compartir están regidos por Kronos, el dios del tiempo; cuando ese dios suena la campana hasta la mejores conversaciones terminan abruptamente porque ha llegado la hora de irnos
- Cuando estamos de vacaciones dejamos atrás y tratamos de olvidar todo lo que se relacione a nuestro trabajo, incluyendo los compañeros
- Lloramos y extrañamos un compañero de trabajo cuando se va, pero esa vacante se llena prontamente porque el trabajo debe continuar
Con el tiempo, muchas personas y líderes religiosos van convirtiendo su relación con Dios en una meramente laboral o académica; Dios se convierte en un compañero de trabajo, de 8am-5pm y de domingos. Hasta en vacaciones hay quienes vacacionan de Dios, en lugar de solo descansar de nuestros afanes.
No dejes a Dios en la iglesia cuando cierras la puerta tras de ti. Dios no es tu jefe o compañero de trabajo.
Dios es familia; es padre, es madre, es amigo. Invítalo a compartir todo contigo, para cultivar una relación de intimidad.
Dios comparte tu visión como tu compartes la suya y juntos son invencibles.
“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” Jn 15:15

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