PALABRA DIARIA | ESTOY CANSADA/O

¡Existen tantas razones para estar cansados! El trabajo, la situación económica, problemas en la familia, la situación del país, la pandemia y la cuarentena. Eso sin mencionar los problemas íntimos, personales; nuestras propias luchas interiores, pecados, adicciones y patrones de conducta que nos dominan de los que no nos logramos deshacer. Pero sobre todo, la injusticia nos cansa. Lo que nos pasa sin merecerlo, sin buscarlo y sin esperarlo.

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.” Mt 11:28-30

Esta palabra de Jesús es una invitación a descansar en El. Casi todo el tiempo caminamos por la vida cansados y agobiados. Funcionamos casi con la última gota de combustible que nos queda y vivimos al borde de una quemazón. Escuchar las palabras de Jesús que dicen: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar”, desde esta realidad que vivimos parecen una utopia, un sueño.

Sin embargo, la respuesta pudiera estar en el siguiente verso: “Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso.” Su llamado es a intercambiar nuestro yugo por el de él. En otras palabras, su carga es ligera y la de nosotros no. Nosotros cargamos con nosotros mismos, y los seres humanos somos demasiado complicados. Jesús nos está tratando de enseñar a vivir una vida desprendida, simple; ser pacientes y de corazón humilde. Eso es todo lo que se necesita para encontrar su descanso. A simple vista puede parecer sencillo, pero no lo es; para nosotros no lo es. Requiere aprender a abandonar la prisa, el control, el poder, el egoísmo. Pide de nosotros un vaciamiento total en Dios. Es más difícil para los seres humanos desprendernos de nuestras propias cargas que tomar las de Jesús.

¡Tu y yo hoy, necesitamos descansar¡ Yo he podido encontrar el descanso en Dios en 3 pasos de disciplinas espirituales, no son una solución mágica, tampoco es lo único que hago; son solamente un intento de entregar mis cargas a el para que El pueda cuidar de mí. Antes de salir de casa o de comenzar el día:

  1. Comienzo pronunciando las palabras de inicio en las oraciones de la Liturgia de las Horas: “Señor, abre mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza.” Esto es importante porque lo primero que proclama mi boca es la alabanza al Creador. Así, mi propio yo, mis deseos e intenciones no se interponen entre Dios y yo.
  2. Realizo un acto de arrepentimiento: paso revista por aquellas actitudes y hechos que lastiman mi relación con Dios, conmigo misma y con mi prójimo. No te digo que siempre he tenido éxito en restaurar aquellas áreas en las que he fallado. Pero, solo reconocerlo es un gran paso.
  3. Leo: algún Salmo o texto bíblico y dejo que el Señor me hable a través de su Palabra. Además, hago alguna lectura contemporánea, ya sea devocional, bíblica o teológica.

“Señor, en tus manos ponemos lo que somos, para que lo transformes y nos enseñes a ser más como tu.”


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