El escepticismo y la incredulidad pueden ser el ingrediente principal para la aflicción. Mientras que la fe en el Resucitado renueva nuestra esperanza y disipa la angustia.
Este texto nos confronta con la obstinación de los discípulos en no creer a los testigos de la resurrección. Precisamente porque las primeras apariciones de Jesús no fueron a los más cercanos sino a los que rompen el molde de la tradición: las mujeres y los extranjeros.
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación." (Marcos 16:9-16)
Los íntimos, habían salido huyendo y se escondían temerosos para protegerse de no sufrir el mismo destino que su Maestro. Me imagino sus corazones perturbados, con sentimientos encontrados de decepción, frustración, miedo y tristeza por la pérdida; una pérdida que trasciende la persona amada y representa también el fracaso del proyecto de liberación que tanto esperaban como pueblo. No dudo que muchos de nosotros nos hayamos sentido como ellos cuando lo que pedimos a Dios no sucede como esperamos.
El escepticismo y la incredulidad pueden ser el ingrediente principal para la aflicción. Mientras que la fe en el Resucitado renueva nuestra esperanza y disipa la angustia.
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Los discípulos representan la norma y la expectativa religiosa de la época. Solo los hombres podían acercarse a un rabino para aprender de él y seguirle. Por eso se hace tan difícil creer a los que están fuera de su círculo de elegidos, que son las mujeres y los extranjeros. Dos mil años después algunos líderes religiosos continúan obstinados, resistiéndose a creer en la inclusión incondicional de Jesús a todos y todas como discípulos y proclamadores de su Evangelio. En su obstinación la alegría y vitalidad de la resurrección se ve empañada por el llanto y la aflicción de una fe que agoniza en el veneno de la exclusión.
Pero Jesús continúa sorprendiéndonos con acciones que caracterizan la inclusividad de su mensaje aun a pesar de nuestra incredulidad. Porque para Jesús, en la iglesia que nace de esta nueva pascua la revelación de Dios no es privilegio de algunos elegidos, sino bienaventuranza para los marginados de la sociedad y los que sufren.
“Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.”
Preguntas para cultivar la Palabra:
¿Cuántas veces hemos rechazado una palabra de testimonio de alguna persona porque no satisface nuestros estándares religiosos?
¿Cómo puedo evitar que la incredulidad me ahogue en llanto y aflicción?
Oremos: Señor que vives en medio de tu Iglesia, arranca de mi la incredulidad, la obstinación y los prejuicios que no me dejan creer plenamente en ti y en la inclusividad de tu evangelio. Arranca también la tristeza y el llanto con el poder de tu resurrección. Pon en nuestros corazones el valor para defender la unidad de los cristianos y la igualdad e inclusividad de todos tus hijos e hijas al llamado al ministerio de la proclamación de tu Buena Noticia.
Contribución a Momento Sagrado, Universidad del Sagrado Corazón. 15 de abril de 2023.

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