“Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.”
Lucas 11:17
Estas palabras de Jesús deben provocar en nosotros una profunda reflexión. Evidentemente el tema de la unidad, o mas bien la falta de unidad, no es nuevo. No nos debe sorprender que Jesús hable de eso porque hasta su propio proyecto del Reino se veía saboteado por los suyos. Las luchas internas comienzans en nuestros propios hogares, entre padres, madres, hermanos y hermanas. De ahí estas luchas escalan hacia nuestras familias extendidas, comunidad, iglesia, trabajo y en los proyectos de país. Y ni hablar del mundo y las relaciones internacionales.
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La propuesta de Jesús para nuestra reflexión es que mientras no haya unidad de propósito vamos camino a la ruina. La unidad a la que se refiere Jesús no implica uniformidad. La multiplicidad de voces y de talentos es indispensable. El reto está en el respeto y la validación de esa diversidad para remar juntos y juntas hacía una misma meta: construir el Reino de Dios.
El Reino de Dios se construye de nuestro interior hacía afuera. En la medida en que nuestra inclinación al individualismo se va superando, nos vamos insertando con Jesús en el proyecto de Dios para la transformación de su creación. Hoy son demasiados los proyectos fragmentados por la falta de unidad y tolerancia. Tolerancia, no desde la superioridad, sino desde la necesidad intrínseca del ser humano de estar en relación con el otro y la otra para encontrar paz y plenitud.
Oremos para que el Espíritu de Jesús haga nacer en nuestros corazones el amor y el respeto hacia el otro y la otra muriendo muchas veces a nosotros mismos en favor de hacer realidad el sueño de Dios:
Un mundo donde la misericordia y la verdad se encuentran, y la justicia y la paz se besan.
Sal 85:10
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IvelisseValentínVera 