En nuestro caminar por el desierto, en ocasiones llegamos a orillas del mar, un mar embravecido y despiadado que hace aflorar todos nuestros temores. A nuestras espaldas, Egipto, nuestro pasado, nuestras tradiciones y nuestros errores…
En esta encrucijada nos habla el Señor:
“No temáis; estad firmes, y ved la salvación que el Señor hará con vosotros…” Éxodo 14:13.
El camino de nuestra espiritualidad nos llama a esperar confiados, y en esa espera que caracteriza al hombre y a la mujer de fe, Dios se manifiesta poderosamente, abre el mar para que pasemos y ahoga el heno, la paja, la hojarasca de nuestro pasado, nuestras dudas y nuestra incredulidad. Una vez en la orilla, Egipto ha quedado atrás. Un nuevo reto se abre ante nuestros ojos, testigos de que la presencia viva de Dios se ha manifestado a favor nuestro, tanto en lo extraordinario como en lo ordinario.
Foto: Ivelisse Valentín
Pirámides de Jufu (Keops), Jafra (Kefrén) y Menkaura (Micerino) en Guiza, Egipto
Tomado de: Espiritualidad a través del desierto
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