HOY PIDO PERDON…

Soy parte de una de las minorías que a
través de las grandes luchas de la historia ha logrado liberarse y ocupar una
posición de dignidad en nuestra sociedad. Sin embargo, muchas han
olvidado de cuando, solo por ser mujer, fueron pisoteadas, maltratadas y silenciadas hasta por el
mismo texto bíblico que tanto veneramos. Proclamamos el evangelio de Jesús que
le dio voz a la mujer samaritana, a la mujer sirofenicia, a María Magdalena, a
María madre de Jesús y a la mujer acusada de adulterio entre otras. Nos
acomodamos en ese grupo de mujeres a quienes se les comisionó anunciar que
Jesús había resucitado y que tenía agua de vida para todos y todas, judíos,
samaritanos, gentiles / católicos, protestantes, agnósticos, ateos; sin
distinción. Sin embargo a la hora de fomentar la justicia y el derecho a una
vida plena en salud y bienestar muchas prefieren privilegiar doctrinas paulinas
y veterotestamentarias silenciando la voz de Jesús como lo trataron de hacer
los religiosos de la época al llevarlo a la cruz. Se nos olvida que tan cercano
como el 1929 la mujer no tenia derecho al voto en Puerto Rico, que podía ser
abandonada por los maridos como trapo viejo sin recursos ni derechos para
exigir un apellido ni pensión para sus hijos e hijas. Se nos olvida que hasta
hace muy poco muchas iglesias no nos permitían sentarnos junto a nuestro esposos y
nos segregaban a otros escaños, no se nos permitía subir al altar, predicar
u oficiar sacramentos y todo eso en nombre de Dios, representado por Pablo y no
por Jesús: “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les
es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”.
1Cor 14: 34

Es
por eso que hoy me avergonzaría de ser mujer cristiana si para poder predicar
y laborar como ministro tengo que usar unos métodos de interpretación bíblica
que me beneficien a mi pero no los pueda aplicar para los demás. Más aun, hoy
me avergüenzo de que no podamos mirar más allá de nuestra opinión acerca de la
sexualidad y los modelos civiles de composición familiar para proteger la
salud, la libertad, y el derecho a la vida plena de nuestros hermanos y
hermanas aunque piensen o actúen diferente a nosotros y nosotras. El derecho a practicar nuestra
religión y expresarnos en libertad no está en discusión; el derecho a
celebrar uniones matrimoniales en nuestras iglesias de acuerdo a nuestros
preceptos religiosos, tampoco es negociable. Sin embargo, cuando amparadas y
amparados por ese derecho ponemos en riesgo la vida y la salud de otros que no
piensan como nosotras quebrantamos el mandamiento de amor al prójimo y a Dios
por sobre todas las cosas. 

Hoy
con corazón avergonzado quiero unirme a la oración de la Rvda. Maritza Rosas el
domingo en la convención de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo):
“Señor perdónanos cuando en nuestra arrogancia nos queremos hacer dioses
otorgándole a unos el cielo y a otros el infierno”.

One thought on “HOY PIDO PERDON…

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  1. Le felicito por su exposición clara, directa y fundamentada. Aprecio enormemente lo haya hecho público por este medio, todo tan cierto. Me toca profundo la reacción de tantas personas desde adentro de la iglesia y fuera, que han podido ver mas allá de una foto o visuales que impresionan como tantos en contra. En realidad son tantos pero con estrechez y temor, con necesidad de información y reflexión sobre el amor de Dios y el respeto a la diversidad. Sigamos adelante!!!!

¡Gracias por su vista!

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